¿Cómo reciclamos los rezagos no ferrosos?

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Podemos decir que el proceso de reciclado de estos metales no ferrosos y sus aleaciones en Dalafer consta de 3 etapas:

Logística: Recolectamos la chatarra en cualquier punto del país para acercarla a nuestra planta, donde es transportada por medio de grúas hacia los sectores correspondientes de procesado o almacenamiento.

Clasificación y acondicionamiento: Se separan manual y mecánicamente los rezagos, haciendo una primera división entre metales y plásticos o papeles. Luego los metales se dividen según su tipo y densidad y se compactan, cortan o trituran para poder facilitar su traslado.

Fundición: Los bloques se funden a altísimas temperaturas para convertir los metales en lingotes y poder garantizar su reinserción en el ciclo productivo.

Este ciclo completo no solo permite un gran ahorro de energía (que se requeriría para extraer los metales de la tierra) sino que reduce significativamente la emisión de gases producto de la minería y evita la contaminación de suelo y agua generada por la disposición final innecesaria de algunos metales tóxicos como el plomo.

Para dimensionar el ahorro energético podemos decir que lo conservado gracias al reciclaje de una tonelada de aluminio alcanza para suministrar durante un año a un hogar promedio (que consume 10.000 KWh) y que reciclar una lata de aluminio es igual a mantener encendida una lamparita de 100 vatios durante cuatro horas.

Es tan beneficioso y próspero el reciclado de no ferrosos a nivel mundial que el Bureau Internacional de Reciclaje estima que el 50% del plomo producido y utilizado anualmente es reciclado, el 40% de la demanda mundial de cobre se satisface con cobre reciclado y el 80% del zinc disponible para el reciclaje se reinserta en la industria con éxito.

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