Residuos electrónicos: ¿qué implican y qué responsabilidad tienen las empresas sobre ellos?

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Las tecnologías avanzan y con el recambio de equipos electrónicos, avanza a igual ritmo la contaminación ambiental producto de componentes tóxicos en electrodomésticos y baterías desechadas. Sin embargo, modificando hábitos de consumo y con compromiso empresarial, podremos disminuir el impacto.

Los aparatos electrónicos contienen entre 500 y 1000 componentes diversos entre los cuales se encuentran: plomo, cadmio, mercurio, compuestos de cromo hexavalente, PVC, níquel y litio. Dispersos en el agua que bebemos y en contacto con la tierra donde cosechamos, estos componentes pueden llegar a causar anemia, abortos espontáneos, sarpullidos, daños al sistema nervioso, afección en los pulmones e hígado y cáncer, entre tantas otras.

La Unión Internacional de Telecomunicaciones estima que en 2016 se generaron alrededor de 45 millones de toneladas de residuos de aparatos electrónicos. Y se espera que se alcancen las 50 millones de toneladas para 2021. En 2016, 435.000 toneladas de celulares fueron desechados, pese a contener materias primas calculadas en hasta US$11.000 millones. Porque además de tóxicos, contienen piezas reutilizables que pueden proporcionar fuentes de empleo y un significativo ahorro de energía.

La Argentina se posiciona como el tercer país latinoamericano con mayor cantidad de desperdicios electrónicos per cápita. Y si bien continúa pendiente la sanción de una ley específica que regule la producción de aparatos electrónicos, desde Industrias Dalafer hacemos todo lo posible por reducir los residuos en disposición final, velando por el cuidado del ambiente, protegiendo siempre la buena salud de los empleados que intervienen en el proceso.

A las empresas que quieran sumarse a la reducción del impacto electrónico, les recomendamos no poner a disposición final ni incinerar desperdicios electrónicos sino acercarlos o ponerse en contacto con plantas recicladoras. Asimismo, a aquellas empresas a cargo de la producción de dichos equipos, les sugerimos desarrollar productos de fácil desarme, con materiales más sustentables y sin tóxicos para que puedan ser desmontados de forma segura por los trabajadores. Es un proceso que llevará tiempo, pero un buen primer paso puede ser el armado de centros accesibles donde los consumidores puedan depositar los aparatos que ya no utilicen.

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