El aluminio es el metal que hoy resulta ser un favorito a la hora de incorporarlo a la economía circular. Además, de estar presente en muchos de los objetos que circulan en nuestra vida, pueden reciclarse y volver a su estado de materia prima o darle muchos usos más.
Los metales son elementos químicos que tienen las propiedades de ser buenos conductores de electricidad y calor. Además, poseen una densidad alta y en su mayoría se encuentran en estado sólido a temperatura ambiente.
A través de la explotación minera se extraen dichos elementos y por lo tanto son recursos no renovables. Aquí radica la importancia de que se puedan reciclar y reutilizar. Vale preguntarse: ¿Todos los metales pueden reciclarse? La respuesta es que sí, o por lo menos la mayoría tales como: acero, latón, hierro, plomo, oro, cobre, plata y bronce. Pero, hay uno que nos interesa en particular en este artículo que es el aluminio. Dicho metal, es sumamente demandado y por eso se encuentra en la composición de maquinarias, latas de bebidas o alimentos, cables, coches, embalajes, muebles, aviones, aparatos eléctricos y electrónicos (AEE), perfiles de construcción, entre muchos más de sus usos. Es muy requerido (luego del acero) por su baja densidad y su resistencia a la corrosión.
El favorito de la economía circular
El aluminio se ha convertido en uno de los metales más reciclados y recuperados. En parte, porque es un elemento maleable no renovable, y a su vez con un costo elevado de extracción, porque no es común encontrarlo en su estado natural, sino que está presente en muchos otros minerales. Por esto, su reciclaje es muy rentable, en pocas palabras, es más barato reciclar que extraerlo. El aluminio: “puede reciclarse infinitas veces y nunca pierde la calidad. Se necesita apenas el 5% de la energía necesaria para hacer aluminio nuevo. Reciclar una lata ahorra un total de energía equivalente a 3 horas de una televisión prendida. Sin tratarse, el aluminio tarda 500 años en biodegradarse.”[1]
De qué modo se incorpora a la economía circular, ahora bien, enumeramos las etapas por las que atraviesa para su nuevo uso:
1- Recolección.
2- Llegada a la planta de reciclaje.
3- Separación (generalmente lo acompañan otros elementos).
4- Limpieza.
5- Compactación en bloques.
6- Fundición.
7- Nuevas láminas.
No siempre la etapa tres funciona como es esperado, ya que hay ciertas aleaciones de los metales que hacen imposible o no hacen fácil este paso. En el caso de que no se pueda se logre separar, tiene tres caminos posibles:
– es llevado al proceso de downcycling (“down” bajar), se le baja la calidad, no mantiene la misma calidad de materia prima que al principio.
– se incinera (para generar energía).
– se convierte en chatarra.
De todas maneras, generalmente funciona bien el reciclaje. Un dato curioso en palabras de Armando Mateos, presidente de la Asociación Española del Aluminio (AEA) es que: “La producción de aluminio comenzó a llevarse a cabo en el año 1888. Estimamos que, desde entonces, se han producido unos 700 millones de toneladas. Una buena cantidad de ese aluminio, en torno al 75%, sigue aún en fase de uso”[2].
Qué hacemos con las latas de aluminio
Las latas con las que nos encontramos en nuestra vida cotidiana en su mayoría son de aluminio, pero no todas las demás suelen ser de acero laminado. Las cifras arrojan que suman un gran porcentaje de los residuos sólidos de los hogares. En teoría las latas de aluminio son fáciles de reciclar, pero en ocasiones suele dificultar este proceso, porque se revisten o contienen otros materiales como el plástico o el estaño. Por lo que deberán ser desestañadas y recuperar de ahí el aluminio.
Las etapas por las que pasan estos productos y los demás de composición similar, ya los describimos anteriormente, pero para graficar todo lo expuesto les sugerimos que vean un documental realizado por National Geographic sobre la planta de reciclaje de latas de Tomra en su cede de Brasil: https://www.youtube.com/watch?v=njXw1nRt4GA&t=1s.
Es importante seguir buscando las maneras de optimizar el procesamiento del aluminio,se ha desarrollado un nuevo método en Cambridge que es capaz de separar el aluminio del resto de componentes en solo dos minutos, ideal para el reciclaje de tubos de pasta de dientes o envases de tetra-brik. Para ello introducen una mezcla de partículas de carbón y pedazos de plástico-aluminio laminado en el microondas convencional e inyectan nitrógeno para extraer el aire. Dos o tres minutos a 600 grados más (según la cantidad). ”[3]
¿Qué otros usos podemos darles a las latas?
Aquellas personas un poco más dispuestas a las manualidades encontrarán muchas alternativas en la web, especialmente en Pinterest (autos, esculturas varias, estufas de alcohol, pantallas de veladores, tejas, etc.). De todos modos, hay utilidades que le podemos dar que no son tan sofisticadas como: comederos de animales, joyeros, rallador, adornos varios, flores, maceteros, etc. Prácticamente, se puede hacer de todo, solo debemos poner manos a la obra.
Si, ya decidimos desecharlas tienen que saber que un mito falso sobre el reciclaje de latas que circula es que no deben ser aplastadas, pero no es así podemos aplastarlas así optimizamos el espacio de nuestros contenedores.
En fin, resulta esperable que haya puntos verdes solo para metales, en algunos distritos esto está un poco más avanzado y se crearon cestos de basura con colores específicos. A su vez, esto necesita ser reforzado en la educación de la ciudadanía en los hábitos del reciclaje (no todo es usar y tirar).
[1] https://www.dondereciclo.org.ar/como-reciclo/metales
[2] https://www.lavanguardia.com/economia/20191031/471280612959/aluminio-reciclaje-reciclar-latas-espana.html
[3] https://ecoinventos.com/ideas-para-reciclar-aluminio/